El otro día, en pleno marco del festejo de la Feria del Libro en mi ciudad, Tijuana, Baja California un autor presentó su nuevo libro; que por una muy curiosa equivocación, el programa mencionaba el libro con el que es reconocido. Aún me pregunto si aquello era un movimiento publicitario. Pero no es ese el punto.
El otro día iba con la intención de regresar con el anterior mencionado libro a casa con su autógrafo. Esperaba con emoción ese momento. Debo admitir que media hora antes estaba ansioso y con 10 minutos de anticipo, me dispuse a caminar hasta el recinto.
Me sorprendió el hecho de que no había tanta gente como yo lo esperaba, pero en cambio había sillas vacía .
El escritor habló de una manera libre, no lineal y tocó varios puntos, algunos un tanto polémico pero sin incomodar al público, soltando un par de risotadas y bromas.
El autor me sorprendió con la genialidad de su esencia, su manera de expresarse, sus ideas definidas y directas, compartí varias creencias con el.
Al final de cada conferencia o presentación, se daba un espacio para comprar libros del escritor y obtener el bendito autógrafo. Pero en esta ocasión, eso no se dijo en el micrófono, cuando me di cuenta, una pequeña multitud se arremolinaba mientras el autor se alistaba para partir, poniendo la maleta sobre su hombro
Por algún motivo, algo dentro de mi hablo conmigo. Ese algo, me dijo que en verdad no necesita esa firma. Creí, con una posición de aplomo, que aquello era violentar sus creencias, todo lo que él había dicho y compartido con todos.
Felizmente, me di la vuelta, guardé mi libro cuidadosamente en la maleta y me dispuse a buscar la salida. Preferí llevarme firmadas todas esas ideas que me agradaron. No me detuve y no me arrepiento de ello, el otro día, tuve una lección valiosa.
Imágenes:https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Autograph-WladyslawSyrokomla.png y http://lasik.com.mx/citas/ubicacion-tijuana/
No hay comentarios:
Publicar un comentario