sábado, 28 de noviembre de 2015

Un poquito de suerte

Con una carga verdadera y profunda de oportunidades y un poco suerte, se puede llegar al éxito. No es que el éxito esté disponible siempre, a la vuelta de la esquina o encerrado en un baúl bajo llave. Cosas maravillosas se hacen realidad gracias al pequeño bolso de suerte que portamos dentro de un bolsillo de cualquier prenda.
    Dicha suerte se recolecta en ocasiones en determinados momentos de la vida, cuando empieza a desbordar o a agotarse. Una labor de precisión y cautela para no dejar que huya y otra persona la encuentre y se la apropie con risible facilidad.
    Un poquito de éxito y suerte emana de los besos espontáneos, de los días libres que son oficiales y no oficiales, de los regalos y los encuentros con personas valiosas e importantes justo para seguir viviendo con un ritmo amable.
    La suerte que recolecta uno se vuelve valiosa para el portador, tendrá un poco de uso pero que definitivamente será poderoso para la formación de recuerdos, y a su vez, aquello que sobre será encontrado por algún individuo que crea necesario su uso futuro. Así de sencillamente complicado es el ciclo del uso apropiado de la suerte entre las personas.

Reflejos de una vida

Uno anda por la calle y se encuentra con su reflejo. Es el momento de reconciliación profunda y verdadera con el ser. Se puede detener unos cuantos minutos a asombrarse con las simetrías y asimetrías varias de su humanidad.
     Hay que ser cauteloso para no perder la atención de las situaciones en el exterior. No debe ser uno por ninguna razón, una reencarnación vacía y rápida de Narciso.
     Uno anda por la calle y se refleja en todos lados (los atentos y no precipitados por la vida lo saben) y justo cuando se olvida de cómo es que se mira y recibe al mundo, se encuentra con un estancamiento de agua en el suelo, un espejo; alguna superficie de transparencia considerable.
     Los encuentros se pueden volver hostiles, agredir la tranquilidad y desencadenar los miedos y rechazos, los encontronazos sentimentales y la nula aceptación de la imagen reflejada se presentan. Hay que andar cuidado con los encuentros peligrosos del reflejo sincero y verse cuando es necesario recordarse.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Pasos pesados

Justo ahora recuerdo que a mi padre nunca le agradó el taconeo fuerte y constante que alguna mujeres producían al pasar por los lugares. Algo de cierto tenía el rechazo ante tal situación. Es verdad que algunas cosas se vuelven insoportables, otras se convierten en una necesidad para llevar la vida día a día. Algo como el del taconeo termina por conservarse en la memoria por alguna curiosa razón.
     Hay cosas que no se borran con facilidad: la impresión de la primera sonrisa, los movimientos nerviosos causados por el calor de la situación y la figura menuda que se suele contemplar con deseo y sorpresa. La sorpresa te envuelve por la delicada pero impresionante belleza, distando un poco de su contraparte en fotografía; mucho mejor que la fotografía.
    Los pasos que al alejarse suenan por toda la estancia, se queda uno con lo que resta del momento, casi nada se retiene a tiempo. Por una considerable fracción de tu vida se quedará en tus oídos el eco de los pasos pesados que eran parte de su persona, cuando podías identificarla sólo con eso. 
    Si algún día uno se digna a abrir el baúl de los recuerdos profundos e intocables, se encontrará tendido en donde se encuentre, con las lágrimas descompuestas por todo el rostro, grabada en las pupilas la primera imagen en vida del ser hermoso y absoluto que solía rondar por nuestras vidas vacías.

domingo, 15 de noviembre de 2015

Lo de siempre

Que piensen lo que quieran: no te he abandonado. Es verdad que ya no tengo su apoyo. Lo mucho que me servía... pero la gloria debe ser mía; no la compartiré. Me pueden mirar como deseen y atacarme o callar.
     Lo de siempre es escuchar cosas: las que dice la gente, las que lees por ahí, las que inventas por allá, cuando estás sola o te sientes mal. Es por eso que es imposible rendirse sabiendo que necesitas de mí. 
     No es que uno piense en sí mismo como un pilar de tu vida, como la parte esencial y todo lo que ocupas para vivir una felicidad entera y plena. Lo real es que te quiero porque soportas. Soportas lo de siempre, no te cansas, te sofocas por ratos, eso sí; todos tienen su límite y tú aún con todas tus limitaciones establecidas vives como puedes.
     Toda la sociedad se puede ir al carajo. Que para tanto tiempo perdido no quiero perder más contigo llorando, cuando las palabras de los otros nos separan y nos perforan en los sentimientos vivos que hemos cargado. Los mismos sentimientos que cargamos desde hace tanto, (discúlpame si ya no llevo la cuenta exacta) en algún momento hay que liberarlos todos y es lo que me propongo.
     El tiempo nos ha engañado, querida, pero el afecto incondicional ha aumentado y debes saber que no estás sola, nunca lo estarás.
    

Ciclo de lectura: Oscar Wilde


La obra de Oscar Wilde es maravillosa. Reconocida por muchos por su belleza y brillante creación de historias, abre desde las primeras páginas una narración de naturaleza sencilla de comprensión y disponible para ser disfrutada por lectores diversos.
     Las descripciones son bellas, es imposible referirse a ellas como vacías y simples cuando son todo lo contrario.
     Wilde vive en una época donde la lectura es densa, los cuentos se pueden leer con más calma; la sociedad lleva una vida más ligera que la actual. Haciendo a un lado un conocido escándalo suyo, se debe alabar su capacidad para crear historias, la creatividad constante plasmada en sus escritos y los géneros que utilizó y que brincaba de uno a otro con facilidad.
     Al término de sus relatos suele haber una tenue lección o giro con tintes religiosos. Oscar Wilde creía en la belleza, en las acciones de Dios, las historias fantásticas, todo lo anterior con sus respectivas cantidades de amor y amistad.
     Todo el que desee leer cuentos y transportarse a una época de más tranquilidad y hermosura, que visite las líneas del señor Wilde.

Imagen: http://dinosaurtoes.blogspot.mx/2011/06/few-times-in-life-you-discover.html

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Intercambiamos risas

Se necesita reconocer que algunos encuentros son perfectos. Todo lo que existe alrededor de la persona se desdibuja y termina por dejar de tener sentido alguno. La mirada ausente en un principio, que cambia por la llegada del otro individuo: el impulso que refleja la emoción contenida en un movimiento de cabeza como de búsqueda. 
     Lo que se anhela es tan básico como complejo. Parte de ello es la mirada nerviosa después de su metamorfosis antes referida, las cejas que saltan por los sentimientos encontrados forman parte del festival emocional que se presenta en cuestión de minutos. 
     Uno es uno pero en presencia del otro siempre se cambia, suele ser para bien. Se encuentran las personas en un escenario amable y cálido, a punto de reventar de afecto.
     El intercambio de nuestras risas es vital para hacer que el rato sea completo y sempiterno en nuestros recuerdos (porque es bien sabido que después de una buena risa, el eco de la misma permanece intacto).
     Los labios forman figuras continuamente, todas hermosas y perfectas, derraman su plenitud sobre el otro. Es casi irrefrenable el impulso de arrancar un beso. 
     Como todas las cosas buenas tienen que terminar, el momento se disuelve con una facilidad preocupante. Es por ello que hay que despedirse por última vez con la mirada divertida y llena. En el camino se recuerdan las risas y el sabor del beso robado.

lunes, 9 de noviembre de 2015

Estrellas fugaces

Conocerás a muchos y muchas. Te asombrarás de su sencillez, de su tranquilidad y en un todo, te cautivarán. En ocasiones sentirás una presión sobre tus hombres, las ganas de tenerlos más tiempo contigo, de salir, de encontrarse continuamente. 
     No podrás evitar que se aparten. No querrás reconocer que no quieren, que no pueden, que necesitan seguir. Los caminos se separan y no vuelves a saber más. Es un ciclo en el que te torturas porque siempre te ilusionas.  
     Intentas de no distraerte con banalidades, te enamoras, sigues cayendo hasta el fondo sin esperanzas de ver alguna luz que no sea la suya. Con el paso del tiempo comienzas a convertirte en una persona desinteresada, no dejas que te afecten sus partidas, te acostumbras al vacío.
     Las estrellas fugaces están sobre ti, no puedes evitar que las personas se desarmen en un suspiro, el mismo suspiro.