domingo, 20 de septiembre de 2015

Encuentros maravillosos y contrariedades

El encontrar a alguien que adore la lectura como tú es un gran mérito, en especial si se refiere a escenarios tan oscuros y actuales donde lo cultural está debajo de lo que es importante, donde las carreras productivistas prosperan y donde ideologias destructoras dejan de lado al verdadero sabio y al que vive la vida como se debe.

     Los escritores colisionan cuando se encuentran. Son sus semejanzas y romances lo que los logra unir, son sus interpretaciones y actitudes, estilos y vacíos los que propician la explosión. Encontrarse a un igual es una dicha, pero es una dicha que se derrumba, los escritores son todos diferentes. Qué hay de divertido en que te encuentres a uno y le guste lo que a ti, escriba como tú, son momentos de alegría gris, simple.
     
     El escritor se las tiene que arreglar para sobrevivir en el mar de estudiosos y de ociosos que lo ven fácil, encargarse de que no todos se conviertan en figuras opositoras literarias; pero sí mantenerlos cerca, no dar señales de una falsa alianza ni amistad, pero encontrar su lugar en un mundo literario que tiende a colapsar sin aviso.

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