lunes, 26 de octubre de 2015

Un padre a toda madre

La imagen es bella, un retrato, un adaptarse a los tiempos actuales. El hombre anda por la tienda de los artilugios extraños, el hijo viste de manera totalmente diferente a su padre, gusta de usar prendas de colores oscuros, los colgantes y aretes bien puestos y a la vista. 
     El papá anda como perdido por ratos, se entretiene con todo lo que ve, se ahoga en todas las nuevas tendencias que inundan una generación en la que  no pertenece ni pertenecerá.
     El truco está en su mirada. La mirada que reposa en su hijo, la atención medida, el dejarlo andar por ahí, el acercarse siendo padre y a la vez amigo; concepto explotado siempre de manera curiosa y errónea. Lo deja ser y es su cómplice, su compañero de aventura. 
     Le ayuda con las compras, nunca lo juzga con la mirada, no lo interroga, no lo presiona ni critica. Finalmente salen de la tienda, uno deposita la mano en el hombro del otro. En este punto es imposible definir qué son en realidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario